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Primer encuentro

Se ha hablado mucho sobre refugiados en los medios últimamente. Se discute sobre dónde enviarlos, cuánto tiempo van a poder quedarse y qué les corresponde. Sin embargo, tan pronto como se aloja a los refugiados en residencias, tiendas, casetas prefabricadas u otros alojamientos provisionales, muy pocos se preguntan cómo les va. Los refugiados tienen que integrarse. Pero no todos tienen la oportunidad de aprender alemán para ello. Nuestro proyecto «HalloFoto!» facilita que podamos conocer a refugiados de igual a igual para que dejemos de hablar sobre ellos y comencemos a hablar con ellos. El proyecto está dirigido a las jóvenes porque este grupo suele ser más reservado y les cuesta más que a los chicos entablar relaciones.

Mientras las jóvenes de habla alemana enseñamos a las otras chicas mediante una herramienta comunicativa con las 100 palabras más frecuentes en alemán, realizamos actividades juntas; por ejemplo, conversamos sobre nosotras mismas, moda o fotografía, nos maquillan de forma profesional y nos dan consejos de fotografía y cocina. Durante este tiempo se asigna una compañera a cada refugiada. Al final nos hacemos fotos entre nosotras, acompañadas de una declaración personal. Estas están inspiradas en el proyecto global de arte fotográfico «InsideOut» y destinadas a su exhibición pública.

El primer encuentro, en el que las participantes han podido conocerse, se ha celebrado en Herkulesheim. En total hemos asistido 18 chicas y el equipo de «HalloFoto!», compuesto por Lidia, la directora del proyecto, y Lina, la directora pedagógica, así como los fotógrafos Peter y Sandra. Como todas estábamos nerviosas y no sabíamos qué decir, Lina ha bailado con nosotras varias canciones de zumba. En seguida nos dimos cuenta de que todas nos relajábamos y de que se había roto el hielo. A continuación hicimos una ronda de presentaciones en la que cada una dio su nombre y edad, e indicó su lugar de procedencia en un mapa del mundo. Después todo el grupo se fue presentando mutuamente. Aunque para algunas chicas no fue tan sencillo comunicarse al principio, al final funcionó. Fue impresionante lo rápido que aprendieron alemán algunas de las chicas y el impulso que esto supuso para las demás. La herramienta comunicativa ayudó mucho en esto. Fue muy interesante para nosotras oír hablar a refugiados directamente sobre cómo les va y si les gusta vivir aquí. Esto nos ha mostrado un nuevo punto de vista sobre toda la situación. Rápidamente nos hemos dado cuenta de que nos unen muchos intereses similares. El ambiente se fue relajando poco a poco y todas estábamos de buen humor. Todas nos parecíamos de alguna manera, sin importar nuestro país de origen. Todas nos ayudábamos mutuamente y nos alegrábamos de aprender algo nuevo así. Todas tenemos ganas de que llegue el siguiente encuentro para conocernos mejor.

Escribo en nombre de mis amigas: Ferdana, de Kosovo; Imrane y Mirsada, de Bosnia; Daniela y yo, Ester, de Albania. Todas estamos de acuerdo en que estos encuentros están muy bien. Hacer nuevos amigos es una de las mejores cosas de este proyecto. Nunca hay demasiados nuevos amigos. Pensamos que estas chicas son geniales y nunca olvidaremos el primer encuentro. Primero tuvimos que presentarnos para conocer a las chicas. Fue divertido y sentimos que había una gran sintonía entre todas. Aprendemos muchas cosas más, no solo alemán. Por ejemplo, culturas diferentes, comida tradicional en distintos países, deportes nuevos, palabras que no conocemos, nuevos sentimientos.... ¡Y una nueva experiencia inolvidable! Esto es solo el principio... Solo el primer encuentro.... Y creemos que los siguientes serán maravillosos y muy interesantes. Al principio nos daba un poco de vergüenza, pero después entendimos que las chicas estaban allí por nosotras y que todo lo que teníamos que hacer en este proyecto era ayudarnos entre nosotras... Para demostrar que podemos ayudar y crear algo diferente... Para dar significado a este proyecto. Es un gran paso en las vidas de todas nosotras... Un paso de gigante para todo el mundo. Estos pasos conseguirán un cambio.

Merle, Jana y Ester

Encuentro en el Odysseum

Hemos ido todas juntas al Odysseum desde la estación de trenes de Ehrenfeld. En el viaje nos sentamos mezcladas, de tal forma que siempre había una refugiada en medio de dos chicas alemanas.

En el Odysseum nos recibieron los trabajadores. Nos llevaron a un espectáculo introductorio que trataba sobre la electricidad. Una de las señoras con ropa de científicas nos ha explicado cómo funciona la electricidad. Para ello, nos integramos en el espectáculo, en el que participamos una o varias de nosotras para llevar a cabo ciertas tareas en el escenario. Aunque algunas palabras extranjeras eran difíciles de entender, el espectáculo estaba tan bien hecho que al final todas habíamos entendido algo. La señora representó muy bien su papel.

A continuación, hemos ido al parque de cuerdas del Odysseum. En cada turno subían al parque de cuerdas una refugiada y una chica alemana juntas. Mucha gente consiguió superar sus miedos con apoyo mutuo, incluso si sufrían vértigo. Todas nos hemos entendido muy bien en la actividad. En las zonas temáticas hicimos muchos experimentos juntas. Ha sido divertido enseñar cosas nuevas a las chicas, que estaban muy motivadas. Con los experimentos era más fácil relacionarse con las chicas.

Para despedirnos, nos sentamos en círculo en el interior de una bola del mundo. Después jugamos a un juego muy divertido de hacer palmas. Después nos cogimos de las manos, como siempre, y fuimos diciendo unas palabras por turnos sobre aquel día o el proyecto en general. Ha sido la despedida más bonita hasta el momento.

En resumen, el día ha sido muy emocionante, interesante e instructivo. De vez en cuando era difícil, porque no todas tenían buen nivel de alemán, pero siempre terminamos arreglándolo. Nuestra relación se ha vuelto más estrecha como grupo y nos hemos entendido mejor.

Merle y Jana

Encuentro para hornear

Quedamos en el centro parroquial de Sankt Anna. Vinieron algunas chicas más, pero por desgracia otras ya no pueden venir. Después de saludarnos, nos reunimos para explicar a las chicas lo que íbamos a hacer aquel día. Para relajarnos todas un poco, Lina bailó un poco de zumba con nosotras; muy divertido.

Teníamos que grabar un documental con dos cámaras; algo poco habitual, pero que también estuvo muy bien. Nos dividimos en cuatro grupos mezclados. Dos de los grupos tenían que hacer pizza y, los otros dos, muffins. De esta forma, como teníamos muchas salas disponibles, por desgracia no nos enteramos mucho de lo que hacían en cada grupo. En cada grupo aprendimos mucho sobre los intereses de cada una de las chicas y les enseñamos palabras nuevas, sobre todo las de los ingredientes necesarios. Mientras la pizza y las muffins estaban en el horno, las chicas eligieron ropa y joyas de entre las que habíamos llevado. Todas encontraron algo que les gustara y les encantó.

Después no había mucho más en el programa, así que todo continuó de forma un poco caótica. Nos dividimos en grupos pequeños, muchos de ellos no mezclados y repartidos en varias salas, por lo que era difícil saber dónde estaban o qué hacían las demás. Las chicas nuevas rellenaron su ficha con la ayuda de nuestras chicas, otras recogieron la cocina, algunas se pusieron a bailar o al menos lo intentaron, y otras simplemente se sentaron a conversar.

Después de un rato, volvimos todas a una misma habitación y jugamos a dar palmas, cosa que no se le dio muy bien a todo el mundo. Después jugamos a un juego que se llama «Yo meto en mi maleta...», pero cambiándolo por «Yo echo en mi pizza…», para que las chicas pudieran repetir y aprender los nombres de los ingredientes. Aunque no era tan fácil, al aparecer tantas palabras nuevas a la vez, el juego fue bien y nos divertimos. Nos dimos cuenta de que nos habíamos vuelto más abiertas las unas con las otras y de que nos entendíamos mejor, a pesar de que no todas hablaban un alemán perfecto. Mientras tanto, nos comimos la pizza y las muffins, que estaban muy ricas.

Finalmente, Lidia nos dio las gracias a todas de nuevo y nosotras hicimos lo mismo. Como de costumbre, todas dijimos unas palabras sobre aquel día o sobre el proyecto en general. Para despedirnos, nos abrazamos todas.

Merle y Jana

Último encuentro: fotografía

Hoy nos hemos reunido por última vez con nuestras amigas de la residencia para refugiados. Como siempre, comenzamos el encuentro bailando zumba, cosa que ya hicimos todas con soltura. A continuación, nos dividieron en grupos para hacernos fotos entre nosotras.

Además de hacernos fotos en el exterior, en la Annaplatz, también nos fotografiamos en el interior con un lienzo de fondo, como los profesionales. Delante del lienzo hicimos fotos muy chulas de las chicas refugiadas. Mientras tanto, preparamos entre todas en una sala contigua una sorpresa de cumpleaños para una de las chicas alemanas. Había muchos pasteles y, además, habíamos comprado regalos entre todas.

Cuando ya tuvimos suficientes fotos, dimos una sorpresa a la chica alemana y celebramos su cumpleaños; le encantó. También había una sorpresa para todas las demás. La directora del proyecto había preparado carteles con retratos de todas para nosotras, para que cada una pudiera escribir en los carteles de las demás su número de teléfono y un breve mensaje debajo de su foto.

Al final hicimos nuestro ritual de despedida, en el que cada una dijo unas palabras sobre aquel día. En resumen, fue un día muy completo, con sus cosas positivas y negativas, y siempre lo recordaremos como un gran día. Aunque este haya sido el último encuentro oficial, hemos intercambiado nuestros números de teléfono y seguiremos en contacto con las demás. Durante el proyecto hemos superado todos nuestros prejuicios e inhibiciones y nos hemos dado cuenta de que las jóvenes tienen muchas cosas en común independientemente de su origen cultural. Como dijo Heinz Hilpert: «La experiencia es la mejor vacuna contra los prejuicios».

Lisa y Hannah

Hallo Foto! ¡Adiós, prejuicios!